“Reconcíliate contigo” 

DeLiberadaMente

Ir por la vida enojado con el mundo no es la mejor forma de vivir, la frustración, el resentimiento y la amargura se reflejan en tu salud y en el estado de las relaciones que estableces, incluso en el desempeño profesional, aunque esto último puede no pasar, es posible ser bastante exitoso en lo laboral y no estar en paz consigo mismo. 

Al final del día, cuando estás a solas contigo el sentimiento que experimentas en ese momento puede ser un magnífico referente para evaluar el grado de satisfacción que sientes hacia ti y por tu vida en general. 

Si tener conflictos con otras personas es bastante desgastante ¡imagínate cuanto lo es vivir en conflicto interno!, que en múltiples ocasiones no se está consciente por lo que parecería que es el mundo, sus circunstancias y los demás los que te provocan rechazo, soledad o inconformidad. 

La guerra y la paz mental y emocional comienzan en ti, nadie, ni las personas más importantes en tu vida pueden modificar tus pensamientos, tus definiciones y la connotación que le das a los eventos cotidianos o cómo has ido o no elaborando y trascendiendo ciertas experiencias. 

Buscar que sea alguien externo quien te resuelva lo que no solucionas tú es frustrante y poco, muy poco viable. 

Sigue leyendo: “Estrategias para cuidar tu estabilidad emocional”

Es cierto que las conductas y las situaciones externas nos provocan reacciones, pero también es verdad que elegimos cómo reaccionar al exterior y lo hacemos de acuerdo a lo qué hay en nuestro interior. 

El objetivo no es no reaccionar a lo que ocurre en nuestro entorno (porque además no es posible, hasta la indiferencia es una reacción) sino elegir responder desde la correcta gestión de nuestras emociones; es decir, hacerlo empleando la inteligencia emocional. 

Y para lograrlo si importa, y mucho, la relación que tienes con quien eres, el grado de aceptación y autoafirmación que te brindas en el día a día. 

Tampoco consiste en creerte superior a los demás, ser egoísta y poco empático cayendo en el egocentrismo y menos en la prepotencia… Esto tampoco da paz, de hecho, entre más se alardee de superioridad o se atropellen los derechos ajenos la guerra interna es enorme y aplastante, aunque pocas veces veremos a un personaje así admitir que no se soporta ni él mismo (o ella misma). 

Disfruta de ser tú y de estar contigo: 

Sin la necesidad de evadirte o huir de tus pensamientos y sentimientos. 

Gustarte con tus defectos y virtudes, reconocer tus límites y tus áreas de oportunidad sin agobiarte por lograrlo. 

Rechazar y descartar el maltrato en tu vida: Hay un sinfín de maneras de maltratarse, a través de autodescalificaciones, no saber marcar límites en tus relaciones, no ser asertivo, acostumbrar un diálogo interno altamente castigador, dar rienda suelta a sentimientos de culpa, obsesionarte por la aceptación externa, prohibirte descansar, procrastinar, sabotearte, permanecer infeliz en la zona de confort… entre muchas otras más. ¿No es sorprendente cuidar ciertas áreas que se ven y descuidar lastimosamente aquellas que nadie ve? Como tus pensamientos, lo que piensas de ti y como te tratas en el día a día. 

Es cierto que puedes no estar peleado o pelada contigo abiertamente, que quizá consideras que te quieres y te cuidas, pero si lo piensas bien igual y detectas qué haces o qué te falta hacer por ti y qué necesitas para mejorar la relación contigo. 

También lee: “Estrategias para cuidar tu estabilidad emocional”

Casi todos alguna vez hemos pasado por épocas de conflicto interno y sabemos por experiencia propia lo complicado que es llevarse bien con el mundo cuando nos falta llevarnos bien con quien vivimos todos los días y todas las noches: nosotros. 

Mejora tus relaciones arreglando primero tu relación contigo: No sería verdad afirmar que cuando estés mejor contigo te vas a llevar increíble con absolutamente toda la gente pero sí que te será mucho más sencillo ser tolerante y marcar distancia cuando se requiera. Además tu crítico interno dejará de molestarte y provocarte mayor irritabilidad con las conductas u omisiones de otros, sobre todo, cuando no te afecten o incumban. 

¿Cómo te reconcilias contigo? 

  1. Reconociendo cómo estás contigo, si estás enojado, frustrado, decepcionado, si no estás conforme y porqué, NO PARA CASTIGARTE SINO PARA SOLUCIONAR. 
  1. Date la oportunidad de cambiar lo que convenga para sentirte más satisfecho o satisfecha con lo qué haces, con tu trabajo, tus relaciones, y en primer lugar, con quién y cómo eres. 
  1. Distingue si hay heridas del pasado, duelos inconclusos, rencores que comprender y sanar, inicia si es necesario un proceso psicoterapéutico. 
  1. Invierte en ti, en tiempo, dinero, atención, preparación: lee, práctica algún deporte, incluye actividades lúdicas y de relajamiento. No todas las inversiones son económicas, también inviertes en ti cuando destinas tiempo y cariño para ti. 
  1. Recuerda que nadie, absolutamente nadie es perfecto y tú no tienes porque lastimarte descalificándote al no serlo, eso es para la ficción, en la realidad los seres humanos no somos perfectos, podemos “perfeccionarnos”, aprender, corregir, enmendar, cambiar, ¡evolucionar! Y no hay personas, ni vidas, ni historias, ni pasados, ni relaciones perfectas.  
  1. Elige amarte, lo que se quiere se cuida. Revisa lo que piensas de ti, desetiquetate, construye una relación contigo con paciencia, disciplina y generosidad. 

Las guerras con otros se terminan (o deberían terminarse) cuando nos alejamos de ellos, las guerras con nosotros mismos finalizan cuando nos acercamos más, nos aceptamos, nos perdonamos, cuando nos reconciliamos con la persona que somos. 

Entre las personas más especiales, respetadas, aceptadas, admiradas y amadas que transitarán al lado nuestro, es imprescindible conceptualizarnos y vivirnos como una de ellas… ¿y por qué no? Como la más importante, al principio y al final si estás bien contigo, estás bien con tu mundo. 

¡Feliz fin de semana! 

Lorena Patchen 

Psicoterapia presencial y en línea. 

Mostrar más